La fecha del Examen de las Penas de Santiago es el Sábado 26 de Noviembre de 2.010 ¡¡Estudien!!
viernes, 26 de noviembre de 2010
Penas de Santiago ~ Santísimo Cristo de las Penas
La imagen del Santísimo Cristo de las Penas está considerada como la imagen más antigua de la Semana Santa cordobesa. Es una talla de autor anónimo. Su antigüedad se remonta para algunos autores hasta el siglo XIII, considerándola una pieza importante de la escultura gótica. Para otros, estaríamos ante una talla labrada hacia 1.400 y profundamente modificada, en tiempo no determinado, para aproximarla a la moda del siglo XVI. Estéticamente, la imagen muestra una gran analogía con los crucificados que se tallan en nuestra ciudad en la segunda mitad del siglo XVI, aunque el autor se inspiró en las formas manieristas que imperaban en la ciudad en los últimos años del quinientos.
En su composición, el autor ha simplificado las formas del cuerpo, representando el torso brevemente desbastado, lo que potencia el hieratismo de la talla; ha estilizado sus miembros, dándole unas proporciones alargadas. Su iconografía responde a la de Cristo muerto, con la cabeza inclinada a la derecha y abundante cabellera. La cabeza lleva corona de espinas formada por dos ramas llenas de púas, tipología que se prodiga en los crucificados de la ciudad hasta los días del manierismo. Otro elemento que llama la atención, porque lo desvincula de la estética propia del gótico, es el tratamiento del perizoma, anudado al lado izquierdo.
La cruz es arbórea realizada en madera de ukola por Ricardo Castillo Gutiérrez en 1.956. En 1.994 se hizo una nueva, que solo se usa para salir en procesión, utilizándose la de 1.956 el resto del año; lleva el títulum en madera, muy sencillo, con las letras INRI pintadas en negro. Hasta los años ochenta, lució sobre su cabeza potencias de alpaca sobredorada y, algunos años procesionó llevando un sudario de Damasco rojo que cubría al original que lleva tallado.
La devoción al Stmo. Cristo de las Penas alcanza a todos los niveles un intenso fervor. La devoción de la Marquesa de Benamejí queda reflejada de forma elocuente en sus deseos de potenciar la devoción de la Imagen. Gracias a su empeño logra una Bula fechada en Roma el 23 de Marzo de 1.827 por la que se le conceden a la Iglesia de Santiago todas las indulgencias y gracias espirituales de las que goza la Basílica de San Juan de la Ciudad eterna, con el piadoso fin de promover la devoción que dicha señora tenía al Stmo. Cristo de las Penas. Unos meses después, concretamente el 2 de Junio, el Prelado de la Diócesis D. Pedro Antonio de Trevilla decreta la concesión de 40 días de indulgencia a todos los fieles por cada vez que recen un Credo ante la efigie del Stmo. Cristo de las Penas que se venera en la Iglesia del Apóstol Santiago. También en el citado año los beneficios espirituales se incrementan con 100 días de indulgencia concedidos por el Cardenal Cebrián.
La imagen del Santísimo Cristo de las Penas fue restaurada en 1.984 en Sevilla por Francisco Peláez del Espino, quien fue respetuoso con la imagen, manteniendo su estética. La imagen está realizada en una madera desconocida, por lo que durante esta restauración se realizaron pruebas de la misma para determinar su procedencia, las cuales resultaron inútiles debido a que, por su gran antigüedad, había perdido totalmente cualquier resto de resina que pudiera denotar su identidad. Otro dato importante en relación con la imagen es que el Cristo no posee cámara de aire, siendo el tronco de un solo bloque. La restauración del profesor Peláez se encontró como primera dificultad la tremenda dureza que presentaba la madera, absolutamente seca por el paso de los años. Como anécdota, cuentan testigos presenciales que algunas brocas del artista saltaron partidas al contacto con la imagen. Superada esta dificultad, la restauración consistió en el cosido total de la talla para la eliminación de las grietas que presentaba. Asimismo, se comprobó que, a lo largo de toda su existencia, no había sufrido ninguna restauración anterior. Se le practicó una limpieza y tratamiento especial para contrarrestar el gran ataque de xilófagos que padecía. Igualmente, la restauración incluyó la fijación total de la encarnadura, que había sido bastante afectada por el incendio acaecido en la iglesia de Santiago en el año 1.979. Con el injerto de unas espinas que le faltaban en la corona y la consolidación de los dedos de la mano izquierda, se dió por finalizada esta restauración.
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